Tras una breve parada técnica en Venta Marcelino, nos encaminamos animosamente por la pista que conduce hasta la laguna
Acercándonos hacia la laguna
El magnífico circo de Peñalara apenas se distinguía
Cerca de la laguna, se adivinan ya los arranques del canal central y el canal de la ceja, a la izquierda de la fotografia
El inicio del canal de la ceja y del canal central ya desde la laguna. Se adivinan dos grupos que han comenzado la ascensión de ambos.Fotos de rigor en la laguna, congelada y cubierta de nieve
Iñigo
Iñigo preparándose al pie del tubo central, como un profesional
En mitad del tubo, poco antes de llegar a la depresión situada a los pies del tuboLa subida fué bastante cómoda, con una ligera capa de nieve reciente (10-15 centimetros) sobre una capa anterior de nieve dura
Casi desde el inicio de la subida del tubo, una niebla espesa nos impidió sacar fotos que merecieran la pena. Desde la cornisa nos encaminamos, siguiendo a un grupo de 6 personas, hasta la cima de Peñalara, a merced de una fuerte ventisca en ocasiones muy molesta. Peñalara no quería visitas hoy, se había enfadado. En la cima, foto rápida, un poco de agua y para abajo, que las vistas eran inexistentes. !!Una pena!!
Decidimos volver sobre nuestros pasos pensando en principio bajar por la pista que pasa por la Hermana menor. Sin embargo, a medida que descendíamos nos dábamos cuenta que la cosa se estaba poniendo un poco fea, con una niebla cada vez más cerrada, una ventisca muy fuerte y la ropa que comenzaba a empaparse. Poco a poco fuimos pensando que tal vez otra opción podía ser volver a bajar por el tubo central. Después de un montón de vicisitudes, tanteos y pruebas, mezclado con bastante despiste, encontramos la bajada por el tubo. En el tracking (en verde) superpuesto al mapa podéis ver las vueltas que dimos a la bajada, alrededor de Dos Hermanas, hasta que dimos con el camino correcto. El despiste incluye un inicio de descenso hacia el lado segoviano. Reconocemos sin ningún pudor que por momentos empezamos a sentirnos un poco agobiados. Encontrar el tubo fué un alivio para los dos.
Iñigo terminando de descender el tubo, entre la niebla.
La conclusión es: no hay que perderle el respeto a la montaña. Nunca pensé que podría perderme alguna vez en el macizo de Peñalara, donde tantas veces he estado. !!Siempre se aprende algo!!
Gran crónica para una pequeña aventura, amigo Alberto. ¡Siempre se aprende algo de la montaña!
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